El “soft power” y ganar medallas en los JJ. OO.


El teórico y politólogo estadounidense, Joseph Nye, nos ofrece una concepción y utilización distinta del «Poder» en la que de acuerdo a su perspectiva, constituye una alternativa al tradicional «hard power» como instrumento de persuasión debido a lo que él cree que es su origen, la «difusión del poder», esto en el contexto de las relaciones internacionales. Su teorización se encuentra enmarcada en la política exterior de los EE.UU., y la denomina «soft power o poder blando» que se contrapone al de tipo coercitivo ejemplificado en la superioridad militar, pero ¿en qué consiste ese “soft power"?

 Según Nye, este tipo de poder que no es tan visible, se construye con elementos de otro tipo de naturaleza distintos al de la fuerza considerando por ejemplo, la cultura, la educación, los modos de vida o incluso, el deporte. Estos componentes del poder serán usados como utensilios para tejer la red de dominio por parte de un país. En este sentido es cuando nos formulamos la pregunta: ¿es el soft power el que impele a un país a lograr éxitos deportivos como los desarrollados en los juegos olímpicos? Quizá sea difícil contestarla, pero la realidad vista objetivamente nos indica, que la difusión del poder de la que habla Nye en el sistema mundial queda al parecer (parcialmente), confirmada y por lo tanto, el uso del poder blando. Si en estos momentos miramos el “medallero” de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, veremos que los países ubicados en la posición segunda a la décima, habrían entendido la lección dada por el “hegemón” y cómo este lidera y se proyecta en el mundo desde un plano meramente deportivo y es ahí donde radica la influencia y admiración, donde paradójicamente se controla sin hacer uso de la fuerza.

El éxito de estos países en el terreno deportivo debe analizarse no solo desde el perfil del atleta sino que debemos maximizar el examen centrándonos por ejemplo, en la calidad de las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que se encuentran detrás de los atletas de elite y sus éxitos, los recursos utilizados y la evaluación y comparativa del rendimiento. Existen algunos países como es el caso de México, que a pesar de encontrarse entre los países con grandes economías y dentro del grupo de emergentes, aunque el concepto de Nye pueda ser objetable, pudieran reflexionar sobre esto, y si es posible, experimentarlo con esta fórmula, pero parece que no han comprendido las ventajas de ese poder blando y la dificultad de importarlo de su vecino norteño, mientras tanto, sigamos disfrutando de Michael Phelps o Usain Bolt.

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