TODOS LOS PAPAS SON DISTINTOS
Desde que supimos del fallecimiento del papa Francisco los medios no han dejado de transmitir noticias relacionadas con la muerte del santo padre convirtiendo a Roma en el epicentro mundial mediático pero desafortunadamente, la desinformación (o mal información) sobre la Iglesia y el romano pontífice, se expande.
Quiero compartirles estas líneas en primer lugar mostrando el pesar que nos envuelve a
todos los que formamos parte de la familia católica, creyentes e incluso, los
no creyentes que tenían algún aprecio por el papa. He considerado necesario
escribir esto a tenor de lo que he venido leyendo y escuchando desde el día de
ayer sea en un periódico, la TV o algún programa en YouTube, sobre cómo algunos
medios (según ellos, informativos o de análisis), se han convertido en “vaticanistas”
y de la noche a la mañana expertos en la Iglesia católica, que de manera insistente utilizan en primer lugar los comparativos sobre el
pontificado del papa con sus antecesores en el que la vara de medir, la supeditan al sesgo informativo abusando del mínimo
conocimiento del propio católico. Esto lo hacen para difundir una noción simplista y
al mismo tiempo, propagar un desconocimiento absoluto del contexto y
significado de la Iglesia y de la figura del papa.
Primero quiero que quede
claro algo y es el de señalar que no soy teólogo y lo único que deseo expresar
y compartir es mi punto de vista, pero lo hago (o al menos eso intento), desde
la honestidad y desde mi experiencia como hombre de fe, del tiempo invertido en la lectura de algunos documentos
pontificios como por ejemplo las encíclicas de algunos papas, de textos por ejemplo
del papa Benedicto XVI como el de la “Dialéctica de la Secularización” o la
obra sobre la vida de Jesús de Nazareth, así como de autores católicos que
trataron temas teológicos - filosóficos como fue el caso de don José Antonio
Sayés (al que le tengo una profunda admiración y agradecimiento), además de una formación específica en el modelo de
acción social de la Iglesia. Después de dejar claro esto, retomo lo dicho en las odiosas
comparativas. Lo que debemos entender y hacerlo bien es que cada papa y su
actuación lo hacen dentro de un marco en la vida de la Iglesia, prácticas que
no cambian donde el eje fundamental es precisamente la unidad indivisible que
constituyen la Escritura, la Tradición y el Magisterio, que es donde la doctrina
se desarrolla y a partir de ahí, cada papa despliega sus formas de llevar a
cabo sus acciones pastorales, su comunicación y sus líneas y prioridades respecto
del andar de Iglesia al ser su cabeza, pero de eso a escuchar los disparates
que se están diciendo sobre si el papa era de izquierdas o más progresista que
sus antecesores, con titulares como el de un “vendaval social y reformador de la Iglesia” respecto
a los anteriores papas, que si el papa no llevó a cabo cambios doctrinarios más
radicales que permitieran a la Iglesia adaptarla a los tiempos (sociales y de
modas), que si es de distinta "ideología" a los anteriores, etc. Pero si ya las comparativas, repito, son odiosas, el
desconocimiento de la historia de la Iglesia es pavoroso. Escuchaba a cierto
sociólogo especializado en religiones que decía que la “Iglesia bendice loros,
animales, casas pero no homosexuales”, esto lo dijo con un desparpajo quedándose
tan tranquilo que sinceramente me causó una vergüenza personal e intelectual. Este tema de la homosexualidad y el vínculo jurídico se lo pusieron al papa constantemente
en las preguntas que le hicieron durante algunos viajes y entrevistas, pero no
con la intención de conocer más sobre la visión de la Iglesia en este asunto, sino
que muchas veces estaba cargado para obtener el aspecto amarilloso de la
noticia.
En determinados programas de tertulia política el tema del papa es inevitable, pero de eso a que analistas políticos que no han pisado tierra, es decir, ni siquiera han pisado una parroquia ni conocen cómo funciona, cómo se organiza ni cuáles son los distintos tipos de grupos parroquiales, desconociendo la historia de la Iglesia y sus instituciones se pongan a dar cátedra y emitan sin rubor sobre cómo tienen que actuar los papas o qué temas deben ser los prioritarios o cómo ejercer el magisterio, los deja como diría Sartori "un químico discutiendo de filosofía, un sociólogo discutiendo de música, un médico discutiendo de matemáticas, no dirán menos tonterías que las que puede decir el hombre corriente". Puras lecturas en clave política, pero sin tener el mínimo criterio sobre lo que consiste la dinámica de la Iglesia que va a un ritmo distinto de los parlamentos, de los gobiernos y de las políticas públicas, no por algo lleva dos mil años funcionando. Chesterton dilucidó extraordinariamente el tema de la modernización de la Iglesia (una Iglesia a la carta), factor que tanto se le exigió al papa, donde el escritor británico señaló con esa sabiduría que le caracterizaba que "nosotros, realmente, no queremos una religión que tenga razón cuando nosotros tenemos razón. Lo que nosotros queremos es una religión que tenga razón cuando nosotros estemos equivocados".
Desmeritar los pontificados y el legado que nos dejaron los papas Benedicto XVI y san Juan Pablo II y reducirlos a puros clichés, maniqueísmos u omisión de acciones, es faltar a la
verdad, pero también, convierte a uno a ser partícipes de la ignorancia que intentan
trasladar a la sociedad ya que, bajo mi humilde opinión, es necesario que se comprenda que todos los
papas son diferentes como son los seres humanos, cada uno con sus formas de ser, talentos y virtudes, pero
distintos, gracias a Dios.
¡Muchas gracias papa Francisco!
Imagen: Vatican news - Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe en la Basílica de san Pedro - 12 de diciembre de 2022.
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