Hace veinticinco años
El pasado día 2 de julio se cumplieron veinticinco años que México ponía fin al régimen que había manejado su destino, el PRI, setenta y un años de gobiernos del partido oficial, las elecciones del año 2000 pusieron fin dando paso a la alternancia de gobierno que permitió la transición de un sistema político de partido hegemónico no competitivo y autoritario a uno democrático.
Estas breves líneas que quiero compartir con usted, querido
lector, son porque mi mente aún recuerda ese julio que, a diferencia de
otros contextos, ese “verano mexicano” demostraba al mundo - que observaba con gran interés por la relevancia de las elecciones - que la utilización
de la fuerza podía ser sustituida por votos y urnas. El PRI, se resistía a dejar
el poder, pero esa ola democrática que venía impulsada por décadas de lucha por hacer posible un régimen distinto, logró por fin que sucediera lo deseado,
la transición de un régimen autoritario hacia uno democrático.
Hace veinticinco años, un Edgar muy jovencito, era elegido
por la autoridad electoral, el IFE, para ejercer el puesto de «Secretario de
Casilla», cargo ciudadano que me llegaba evidenciando mi limitado conocimiento
político. Convocado a una formación previa sobre diversos asuntos y formación técnica sobre
el proceso electoral y el escrutinio, asistí con gran interés
por el suceso que vendría próximamente.
Como siempre lo he manifestado, a partir de ese momento, experimenté
un profundo interés y deseo por mejorar mis conocimientos sobre política ya
que, debido a la experiencia vivida, constituiría una pedagogía sobre cómo debe
funcionar una democracia, sus instituciones y comprender la dinámica de sus protagonistas
principales, sus ciudadanos. Esto cambió mi forma de pensar y mi percepción
acerca de la valía de la participación ciudadana, la importancia que tiene la política en nuestras vidas, entendiendo que es
responsabilidad de uno el de involucrarse en la vida pública de su país.
Aquella jornada impregnaba uno de los elementos esenciales de toda democracia,
la incertidumbre, ya que por primera vez no estaba claro que ganara un
candidato priista.
Aquella mañana del domingo, 2 de julio del año 2000, me
presenté con casi media hora de antelación a la hora en la que fui citado en el
colegio electoral o casilla, estaba nervioso porque entre mis atribuciones como
secretario tenía varias que me llevarían a tener que enfrentarme a varios representantes
de partidos políticos por la propaganda electoral que la legislación señalaba
tendría que retirarse frente al colegio. No estaba acostumbrado por mi juventud
a tener que aguantar protestas y gente de partidos encolerizada. Aún así, pudimos
encausar las distintitas situaciones presentadas.
La elección se produjo sin grandes incidentes y cuando terminé
mis tareas encomendadas, cerrando el escrutinio, viendo el resultado y rubricando
el acta, me haría anticipar que algo grande venía y al salir del colegio vi
como mucha gente salía con la bandera de México similar a cuando la selección
ganaba, los cláxones de los coches (o carros como le llamamos los mexicanos),
sonaban con gran intensidad, entendiendo que la genta celebraba la llegaba de la democracia, esta situación hizo que me fuera a casa corriendo para ver qué pasaba. Efectivamente, la
alternancia había llegado, Fox había ganado y rompía la barrera formada por el
PRI después de siete décadas. Me siento orgulloso de haber formado parte de ese acontecimiento desde mi
humilde servicio. Lo demás es historia.
Hoy, veinticinco años después, México lamentablemente se
encamina hacia el autoritarismo nuevamente. Pareciera que no aprendimos nada. Soy consciente de que la administración del expresidente Fox no cumpliría todo lo
prometido aunque lo intentara (era normal, en seis años sería casi imposible
revertir los efectos de setenta y uno), sí creo que dio pasos importantes al crear las condiciones para el desarrollo de un marco institucional que abriera los espacios
para dar poco a poco, plenitud al ejercicio ciudadano en el seguimiento para la
rendición de cuentas de sus gobernantes y brindar una oportunidad a la libertad
de pensar distinto sin miedo a ser perseguido y empezar un nuevo andar. Entiendo que estas palabras pueden provocar polémica en estos tiempos pero si se revisan los datos, la evidencia empírica puede contradecir nuestros sesgos.
Creo que, si fue posible hacer que la democracia llegara, es posible nuevamente hacerla realidad. Enemigos de ella hay muchos pero creo que somos más, sea allá o en cualquier parte del mundo, los que creemos que México puede lograrlo de nuevo. ¡Viva México!
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