El perdón por la conquista de ¿México?

«Quien controla el pasado - decía la consigna del Partido -, controla el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado». Orwell, con su cualidad de clarividente en su obra "1984", nos alerta sobre los peligros a los estamos expuestos ante las mentiras gubernamentales por el uso faccioso de la historia y que somos testigos en el conflicto entre México y España. 

Ante el ridículo mundial protagonizado por el gobierno de México y la consecuente crisis diplomática por la petición de disculpas que, a juicio del pendenciero presidente, la Corona española es deudora a los pueblos prehispánicos por la conquista y que basada en su retórica nacionalista que exige "reconocimiento por los agravios causados", ignorando (o mintiendo) que eso ya había sucedido en el año de 1990 cuando el Rey Juan Carlos I en Oaxaca, lamentó lo sucedido en aquella época con diversos sujetos como fueron los encomenderos y funcionarios de la Corona. La imagen que acompaña este texto es la de aquel encuentro con personas de etnia indígena y aquí el periódico español ABC lo recoge.

Pero esto nos permite comprobar varias cosas; la primera, que esto responde a una estrategia política de  polarización utilizada a lo largo de estos seis años con la finalidad de “hablarles a los suyos”,  a su base, con el objetivo de fortalecer la imagen del líder carismático, del luchador social, al que aspiran los populistas y lograr lo que Orwell narra  sobre la ambición del poder político, torcer y manipular la historia para que “echase mano al pasado”, para determinar políticamente la validez o no de un acontecimiento afirmando como que “nunca ocurrió”, estando por tanto ante un ejemplo de lo que es la instrumentalización de la historia mediante la construcción de comunicación política dirigida “al pueblo”, utilizando recursos revisionistas que como saben, aplican criterios para juzgar actos del pasado (presentismo) con el objetivo de carcomer las mentes, comprobándolo con el ataque social y mediático de muchos mexicanos que han caído en la trampa soltando una sarta de disparates y barbaridades como que "México es soberano y no estará sometido a ningún rey". De vez en cuando viene bien recordar que México no existía como Estado - nación y la conquista no fue al país sino a Tenochtitlan.

Perdonen la expresión, pero “el manoseo”, grosero, vulgar, tendencioso que de la historia se hace por parte de los políticos y su necesidad de controlarla, es algo que no debemos permitir y ¿Cómo combatirlo? Es importante que no solamente desde los expertos en la materia provengan los esfuerzos necesarios para poder preservar y difundir de manera objetiva esa conciencia histórica de las distintas sociedades, ya que como señala el profesor Moradiellos en su obra «Las Caras de Clío» sobre “la posibilidad de desconocer u olvidar totalmente ese pasado comunitario es una grave falta para cualquier miembro individual del grupo humano y constituye un claro riesgo para el propio equilibrio dinámico de la colectividad social y su capacidad de perseveración y continuidad”. También se hace necesario que la sociedad civil participe y “le entre” en la difusión de la historia, que se esfuercen en crear los espacios que permitan el análisis y por supuesto, el debate. En Sevilla han tomado nota y por ejemplo la Plataforma en Defensa del Mundo Hispánico, está en ese rumbo organizando eventos precisamente que permitan escuchar voces sobre la historia de España y los países hermanos de Hispanoamérica.

En la retórica mencionada se repite con fuerza la expresión "memoria histórica". Términos como este, intoxican a las sociedades porque si bien sabemos, la memoria es selectiva así que deja de tener validez y rigurosidad dicha locución cuando la utilizamos para la transmisión de acontecimientos históricos y que muchas veces tanto académicos ideologizados, legisladores o políticos de turno, la utilizan para elaborar una historia “a la carta”. El sociólogo español, Emilio Lamo de Espinosa, despeja las dudas sobre el término al que se refiere la memoria histórica señalando que se confunde con la historia y no es otra cosa que  un “instrumento de propaganda”. ¿Les suena verdad?

Es precisamente este sociólogo que en compañía de historiadores de prestigio de ambos lados del Atlántico, publicaron una obra titulada “La disputa del pasado, España, México y la leyenda negra”. En ella, mexicanos y españoles, explican de forma breve pero sin perder el rigor, actuando como verdaderos profesionales que son, cómo se ha tergiversado la historia entre ambas naciones a favor de la leyenda negra en detrimento de la verdad histórica.


¿Conquista, qué conquista? Se pregunta el profesor de la UNAM, Ríos Saloma, sobre la conquista de ¿México?, dándonos las claves para entender que todo este alboroto no es más que el producto del discurso nacionalista que emerge en el siglo XIX e impulsado en el siglo XX con la Revolución mexicana, utilizando para sus fines a la memoria histórica y ocultando tres siglos del periodo novohispano. Aquella sociedad, aunque distaba de ser una sociedad en armonía y perfecta (a pesar de los escépticos), se debe saber que existía ¡la movilidad social y la inclusión!

Llevamos cuarenta y siete años del restablecimiento de relaciones entre México y España y treinta y cuatro años de excelente trabajo conjunto caracterizado por el impulso, colaboración, apoyo e intercambio en materia política, económica, cultural e histórica, por lo que no es casualidad que en 1991 el proyecto que se concibió como unión de los países de la esfera iberoamericana fuera liderada entre el dúo México - España, materializándose en la Primera Cumbre Iberoamericana que se desarrolló en Guadalajara, Jalisco, México.

Orwell como portavoz de Winston Smith revela de forma certera que “lo único que se necesitaba era una interminable serie de victorias sobre tu propia memoria. Lo llamaban «control de la realidad» y, en nueva lengua, «doble piensa»”. En México, el presidente (a lo largo del sexenio que termina), hizo el llamado constante a "la revolución de las conciencias". Cualquier similitud, lo dejo a su criterio.


Mi solidaridad con mis compatriotas que están sufriendo los embates de la naturaleza en Guerrero y del crimen organizado en Sinaloa. Eso sí que debería ser prioridad.

Imágenes: Casa Real, ABC

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