Ahogarse en la ignorancia


Giovanni Sartori con su sabiduría provocadora que siempre le caracterizó, nos advirtió en su obra «Homo Videns» sobre los riesgos que correrían las distintas sociedades democráticas por la primacía de la imagen promovida en primer lugar, por la televisión y seguida por el universo multimedia en detrimento de “la palabra” y la cultura escrita, en el que estarían transformando al ser pensante conocido como Homo Sapiens, por uno incapaz de comprender conceptos y desarrollar la capacidad abstractiva básica para generar ideas claras, asimilar conocimientos sociopolíticos y formar al ciudadano que necesitan las democracias.

"Nos ahogamos en la ignorancia" es uno de los capítulos de Homo Videns que enlaza perfectamente con lo sucedido hace unos días en España. Esta semana se llevó a cabo la celebración por el 40 Aniversario del 23 de Febrero, fecha importante para la democracia española por el intento fallido de golpe de Estado perpetrado por varios jefes militares en el que sus jóvenes instituciones democráticas pudieron resistir el embate al que se vieron sometidas. Aunque los titulares y el tiempo dedicado por los distintos noticieros centraron la atención en difundir el acto institucional hubo otra noticia que iba aparejada con la principal y que no podríamos dejarla al margen. Esta noticia estaría en conexión con la crítica y la pregunta que formula Sartori sobre en qué grado podemos decir que un pueblo es “soberano” si como soberano no sabe de política (ni de su historia). La noticia fue que el 60 % de los españoles no tenían conocimiento de qué había pasado ese día y por si aún esto fuera poco, el 70 % de los jóvenes no conocían a Antonio Tejero, el coronel tan mediatizado que daba el golpe en el Congreso de los Diputados.

Quizá España no sea el único país en el que una parte de su sociedad y en especial, sus jóvenes, desconozcan a sus personajes históricos y por consiguiente, su historia. Pero esto debería conducir a una reflexión sobre qué sucede con la manera de explicar y transmitir a las nuevas generaciones los sucesos históricos y políticos, la forma en la que los contenidos históricos son explicados por sus instituciones educativas y dar la oportunidad de crear espacios para poder revisarlos. Me viene a la cabeza el caso de una figura histórica como es la de Hernán Cortés y su conocimiento (o quizá su desconocimiento) por los jóvenes (y no tan jóvenes)  ya que si lo de Tejero que fue en el año de 1981 es para encender las alarmas, sospecho que lo del conquistador extremeño es para entrar en aflicción.

Barcelona (en menor grado Madrid) lleva cerca de dos semanas de violencia por la detención del rapero Hasel y es llamativo cómo los que defienden este tipo de expresiones violentas, invocan con un desparpajo para su causa conceptos abstractos como “libertad”, “democracia”, “derechos”, “justicia”, etc., cuando muchos seguramente desconocerán el significado que tienen los términos ya que es posible que su único modus operandi sea leer el mensaje que recibieron por WhatsApp o Facebook o ver YouTube.

Bajo este contexto es cuando aparece con fuerza la tesis de Sartori que nos explica sus motivos de ser tan pesimista y que prefiere que se le vea como un "exagerado" a pecar de limitado, advirtiéndonos sobre cómo los ciudadanos en las sociedades libres y con economías desarrolladas pueden ahogarse en la ignorancia, demostrando esos vacíos de carácter cultural y de conocimientos que debilitan a la persona dañando su sistema intelectual y como ciudadano, a su sistema democrático. 




Imagen de publicación:  Comfreak en Pixabay

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