Llegó su día, Presidente
¡Por fin! ¡Llegó el día señor presidente! Llegó el día que
tanto ha esperado y buscado desde hace doce años en el que el protagonista del
ritual que se llevará a cabo hoy, en esa fecha no era usted sino otro pero
bueno, eso ya es historia y ahora le toca a hacer a usted la suya.
Aunque vivo a miles de kilómetros de mi querido México,
usted, desde hoy, es el presidente de mi país (y aunque sea una obviedad, no siempre se gobierna para todos). Sigo muy
detenidamente la situación política, económica y social de México y quiero
decirle que me ha sorprendido (y creo que al mundo entero) la capacidad
democrática de los mexicanos al poner en marcha la maquinaria de aquello que
llamamos alternancia, ejemplificando por qué este sistema de gobierno denominado "democracia" tiene como
una de sus finalidades primordiales, la rendición de cuentas. Usted llega al poder
investido con el mayor plus democrático que se haya otorgado a un presidente en
la pequeña y joven democracia que es México. No es baladí, no lo
malgaste por el bien de todos.
Estos días he leído varias acciones que usted ha llevado a
cabo durante este tiempo (desde el 1 de julio) mientras organizaba su
transición, y alguna de ellas, me generan inquietud pero por ahora quizá la que
más me inquieta es la que concierne a la toma de decisiones y cómo ha resuelto algunos asuntos y por ello permítame
hablarle en sentido figurado. La democracia como edificio del gobierno de la mayoría como usted bien sabe, está
compuesta por varias subespecies, (aludiendo
a la expresión utilizada por Giovanni Sartori, quien es, precisamente, el que
define con mayor exactitud las tipologías de la democracia) y entre ellas están
las de tipo refrendario y participativa que a usted le gustan tanto. Indispensables,
sí, pero subordinadas a la representativa. Dejar en manos “del pueblo” que tome
las decisiones que deben ser negociadas, deliberadas, consensuadas, solucionadas
y demás adjetivos que usted quiera ponerle, por sus representantes, puede
ocultar una forma maliciosa de hacer política. No hacerse responsable de sus
decisiones y las consecuencias que lleva aparejadas, dejará
sin contenido la figura representativa si se hace con otras intenciones distintas a la naturaleza de estas. El referéndum no debe sustituir ni a la de tipo electoral ni a la representativa,
más bien, debe complementarlas pero no ocupar el lugar que tiene la segunda.
Quiero terminar este breve recordatorio de mi perspectiva sobre
las decisiones que usted debe hacerse acreedor como Jefe de Estado y Gobierno, en palabras del politólogo italiano Sartori: “La democracia refrendaria centuplica los riesgos de la
manipulación y el embaucamiento del demos
en un grado mucho mayor que el ya logrado por el demagogo al que estamos
acostumbrados”.
Hoy la banda presidencial estará con usted y lo acompañará por
seis años. Nos tendrá que demostrar que ejerce la función política y ejecutiva enmarcada constitucionalmente, ya que
prometerá “Guardar y hacer guardar la Constitución y si no fuese así, que la
Nación se lo demande”.
Le deseo mucha suerte, que será, la de todos los mexicanos.
Le deseo mucha suerte, que será, la de todos los mexicanos.
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