Pesos y contrapesos


Con los resultados de las elecciones legislativas en los Estados Unidos de América y leyendo los periódicos españoles sobre cómo se difunde la noticia, me llama la atención de algunos medios el intento de destacar frases como “viene un cambio de era” y la de “aroma a plebiscito”, cuando esto les ha sucedido a casi todos los presidentes.

Es innegable, por supuesto, que la Cámara de Representantes (Diputados en España) cambió de color político pasando a ser mayoría del Partido Demócrata lo cual, es positivo, porque así se pudo exigir y rendir cuentas al electorado pero lo que los lectores deben saber es que en cada elección intermedia el presidente en turno se ve afectado (salvo alguna excepción) y si  son avispados, verán cómo se cumple la regla.

Las elecciones presidenciales suelen introducir un efecto de “arrastre” cuando se accede por primera vez al poder por parte del candidato y lo que hace es que las elecciones paralelas como las legislativas (en especial la de Representantes), hagan que se decline la balanza hacia el lado del futuro presidente, pero a partir de ahí, en las siguientes, la cosa se complica y esto se puede comprobar con lo que le pasó a Barack Obama y a Clinton en sus reelecciones.

Entonces, ¿A qué viene todo este alboroto mediático? Es algo que sucede como hemos visto con otros presidentes, pero lo que sí debemos destacar es la forma en la que se activan sus “pesos y contrapesos” del sistema político estadounidense en el que el poder ejecutivo pierde su posición mayoritaria en el legislativo, permitiendo así, el equilibrio de poder político. Los Padres de la Constitución de los EE.UU. elaboraron este diseño institucional precisamente para fortalecer cada poder del Estado y que uno equilibre al otro, logrando echar a andar la política (y sus bloqueos).

Seamos prudentes a la hora de analizar el contenido informativo como son estos resultados, intentando siempre mirar en retrospectiva si queremos conocer qué ha sucedido, que no nos deslumbren los titulares espectaculares ya que corremos el riesgo de perder nuestra comprensión de la realidad. ¡Atentos!


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