Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de...


Hoy 8 de noviembre de 2016 se celebra la elección presidencial de los Estados Unidos, estamos a unas horas de que por fin conozcamos (si es que no existe impugnación) al próximo presidente o “presidenta” (algo inédito en caso de darse la segunda opción) y en todo este contexto, hay un actor que sin tener el estatus de ciudadano estadounidense se ha colocado en el centro del debate a lo largo del proceso electoral, el ciudadano mexicano, su situación migratoria en la unión americana, y la relación bilateral México – Estados Unidos.

Sin entrar a analizar el lamento que reside en la famosa frase atribuida al general y presidente de México, Porfirio Díaz ("Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”), la relación histórica entre los países norteamericanos ha pasado por una serie de altibajos o como muchos califican, una relación de “amor y antipatía” entre ambos, quizá, visión más acentuada del lado de la percepción mexicana. La intervención estadounidense de 1847 en México, es la herida que no cicatriza y que vive en el inconsciente colectivo de muchos mexicanos donde solo se podrá curar (según esta visión de suma cero) recobrando lo que fue suelo mexicano pero no utilizando la guerra como medio de obtención (una obviedad) como en el siglo XIX, sino a través de una manera silenciosa pero efectiva, la migración.

Sabemos la poderosa influencia que ejerce Estados Unidos sobre el mundo en distintos ámbitos sociales y de forma evidente en México, pero también, se debe destacar que México ha expandido su influencia a través de elementos culturales sobre la población estadounidense donde incide uno, sin lugar a dudas, su léxico, el “español”. Este es un factor señalado por los detractores del multiculturalismo sobre la pérdida de identidad estadounidense y que según el argumento, contribuye en el actual declive de sus valores, modificándolos para incorporar ajenos principalmente del vecino del sur y propiciando por ejemplo, la emergencia de figuras que han saltado a la palestra política como es el caso de Donald Trump con una narrativa de estas características, ejemplo de ello es su retórica antiinmigrante y a todo esto ¿México qué hace?

Las elecciones de hoy ponen en el foco, la importancia que tienen en sus relaciones entre ambos,  pero al mismo tiempo, la delicada situación en la que se encuentran por el comportamiento de Trump y su idea proteccionista e insultos, el tremendo error del gobierno mexicano por su invitación a este y dejando para segundo turno a Clinton, logrando el malestar de la candidata y rechazando la invitación. México y Estados Unidos comparten además de frontera, grandes tratados económicos, apoyo político así como expresiones culturales pero también, asuntos de vital interés por la dinámica e interrelación de estos como son el tema migratorio, el tráfico de estupefacientes, el elevado consumo de drogas por el pueblo estadounidense que alimenta este comercio, el crimen organizado, la venta de armas y los acuerdos de seguridad, por citar algunos. El día de hoy no solo se la juega Estados Unidos, México entra en este juego como protagonista en las elecciones de la mayor democracia del mundo, donde las consecuencias irán en función del candidato que resulte vencedor. Próximamente habrá nuevo presidente (o presidenta si se dan las tendencias) en México, la tarea en la mejora de la relación bilateral no es fácil debido a dos cosas, si Trump sale elegido, México enfrentará acciones fuera de la lógica política y más cerca de los dislates con costos que van más allá de la economía, pero si Clinton es la elegida, habrá que reforzar la idea de “borrón y cuenta nueva” con su administración después del tremendo error de llevar a Trump a México y darle una posición como Jefe de Estado, que dejó un mal sabor para ella.


La moneda está en el aire, el reto lanzado y los mexico – americanos en un lado de la incertidumbre, ojalá México se ponga a trabajar y active una política exterior integral y de compromiso respecto a Estados Unidos, y Estados Unidos, haga lo suyo; debe asumir su papel de ser la representación indiscutible de la libertad y la democracia, ejerciendo su tolerancia y responsabilidad sobre los grandes temas que compete a ambos. 




La imagen corresponde al artículo "Las verdaderas cifras de los hispanos en EE.UU. y cuánto poder tienen" de la BBC Mundo. Este es el enlace  para consultar la nota periodística.

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