La educación y el empleo
Considerando
al trabajo como el medio que permite a las personas acceder a bienes y
servicios y satisfacer sus necesidades básicas (y no básicas), instrumento esencial de consumo bajo el
sistema económico en el que el mercado es su actor relevante y bajo sus
movimientos puede generar o un mayor progreso o mayor desigualdad, llegamos al
caso paradigmático del mercado laboral español. España como miembro de la OCDE
y una de las economías con mayor PIB en el mundo, mantiene en la actualidad,
niveles inaceptables de desempleo, pero ¿por qué?
La pregunta que se hacen muchos españoles ¿por qué no se reduce la tasa de “paro” a mayor velocidad? Esta cuestión ha propiciado que se formulen varias hipótesis al respecto, una de las que mayor peso desde la perspectiva económica y el bienestar social es la que incide de manera estructural sobre el mercado de trabajo, la educación. España ha sido uno de los países que ha visto una transformación de su sociedad en los últimos tiempos de mayor trascendencia y por tanto, de sus estructuras productivas, pero al parecer, no alcanzó, no fue suficiente para afrontar los retos del complejo mundo en el que nos encontramos. Desde la crisis económica iniciada en España en el año 2008, esas estructuras se quedaron sin su indumentaria (y sin su aceptación social por su valor económico), dejando al desnudo, qué tipo de capital humano estaba detrás de ellas y su efecto sobre el empleo.
Pero
cuando nos referimos a la educación como factor de influencia en la población
activa, no nos limitamos a una perspectiva estrecha en la que solo incluya la
formación recibida por las instituciones educativas, sino más bien, lo hacemos
desde una visión holística en las que el protagonismo de las familias españolas
se encuentra en el terreno de las expectativas
de sus miembros sobre su futuro profesional y su contribución en el cuerpo
social. Trabajar por trabajar mirando solo el corto plazo, favoreció (permítanme
señalar con la mayor prudencia y respeto), la distracción de un segmento de los
padres españoles sobre la orientación de los beneficios de lo que constituye tener
una sociedad mejor instruida, capaz de insertar a sus miembros en cualquier
contexto y con capacidad de adaptación.
El
informe de la OCDE “Education at a Glance 2016” nos proporciona una idea sobre cómo se encuentran distribuidos los recursos humanos en España y cómo se ubican en la economía y el mercado laboral
concretamente, esto nos permite comprender bien los desafíos a los que tendrá
que enfrentar.
Las
políticas públicas para luchar contra el desempleo deben ser integrales y esto significa, inmiscuir a distintas instituciones gubernamentales, no gubernamentales y
sector privado; se necesitan políticas activas que permitan una interacción
horizontal y de carácter positivo, no limitándose en políticas activas de carácter
sancionador. Será necesario comprometer a los tres actores para reforzar las habilidades profesionales de los desempleados y canalizar hacia
otros sectores de la economía y así, disponer de forma cualitativa, mejores factores productivos en lo que concierne al factor trabajo. Reformar el mercado de trabajo es una tarea
que no parece fácil, el análisis técnico sobre la modalidad contractual y el fenómeno de la dualidad laboral requerirán un esfuerzo para su debate y solución,pero además de los ajustes que se realicen, la voluntad y
la mirada puesta en el progreso deben ser los rectores que guíen esta empresa siempre
y cuando, no se olvide que sin la educación como forma de comprender la vida y
el desarrollo humano, no se podrá transitar a una mejor calidad de esta.
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